Vamos a situarnos en pleno siglo XVII, durante el apogeo del Barroco en Europa, donde, por supuesto, no podemos dejar pasar a este genio de la pintura: Pieter Paul Rubens (Pedro Pablo Rubens en español), famoso pintor nacido en el corazón del Sacro Imperio Romano Germánico y uno de los pintores favoritos del rey Felipe IV de España. Son varias sus obras representativas, aunque en su cúspide artística destacan tres personajes mitológicos: Las tres Gracias, Aglaya, Talía y Eufrósine, hijas de Zeus, y que representan la belleza, el júbilo y la abundancia (aunque estos conceptos pueden variar). Han sido objeto de varias representaciones artísticas en la historia del arte, pero fue Rubens quien destacó por primera vez la voluptuosidad del cuerpo femenino, conservando el sentido de uniformidad en la tríada que ellas conforman. Se cree que dos de las esposas de Rubens sirvieron como imagen para dos de las Gracias: su primer esposa, Isabella Brant (que se cree es la figura de la derecha) y su segunda esposa, Helena Fourment (la Gracia de la izquierda). Hoy Isabella es nuestra protagonista, pues como dermatólogo no puedo dejar pasar algunos detalles que Rubens ilustró interesantemente.
